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Santo chofer, Que me llevas a la casa y no me hablas, Que me sacas del trabajo y de la cola, Que permites que el poeta de mi lado me recite Su silencio, Santo chofer, Concédeme el deseo de botar menos humo, De montar estudiantes, De no comerte mis luces, De bajar el volumen de mis tormentos, Y de reírte, de reírte. Somos unos solos, recitamos para otros, Porque nadie nos recita, Aunque pensándolo un poco, Un gesto de ustedes, Un abrazo de sus ojos, Nos acompañara hasta la próxima parada. Somos unos solos, Como son lo niños, los transeúntes, Los chóferes, las calles Y los enamorados solos. Gracias por salvarnos Este trayecto de la vida. No voy a hablar mal de los políticos, De los racistas, de los genocidas, Los deforestadotes, los chismosos, Los insensibles, pero nadie, Nadie me puede impedir pensar mal sobre ellos. Es contigo, No hay nada que hacer Llegaras temprano, Veras tus cosas, Que no se habrán ido, Sentirás la seguridad de quien atesora, De quien piensa que ni la ciudad Ni el mundo se mueve, Y nada ni nadie te recriminarán otro día de olvidar. Hoy viernes, día liquido, Quisiera llenarme el intestino de tortilla española Respirar aire puro acondicionado Sin la música escogida por el sordo del bar 37 Beber, beber hasta olvidar, que no he cobrado, Y que mi desatino es la casa. Mi papa me dijo Cuidado con las mujeres Que dicen amar y ser amadas, Que solo quieren ser felices, Que no saben temperar el alma Ellas nacieron para ser misses Y otras desviaciones de belleza de estos días. Hace tres generaciones Alguien pegó un chicle en un asiento de este carro, Ahora se monta aquí, Y no recuerda haber hecho nada, De hecho, Pone cara de ministro, De padre preocupado, De trabajador habitual, Que será de su juventud y sus mañas. |
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